William Brown, Emory University
Mary Odem, Emory University
Ana María Diaz Burgos, Traductor
Published: 12 July 2011
William Brown and Mary Odem, Niños bailando en el día de la celebración de Santa Eulalia, condado Cherokee, Georgia, 2003. |
Este ensayo multi-media explora la migración al sur de los Estados Unidos a través del recorrido de dos familias de Santa Eulalia, Guatemala, las cuales se hicieron parte de la población maya del norte de Georgia. Las historias de María y Antonio, y Alfredo y Juana revelan condiciones que condujeron a la migración masiva de los mayas, sus luchas para adaptarse a nuevos lugares de vida y de trabajo, y los efectos de la migración en sus familias y comunidades en su lugar de origen. Estas historias de migración sitúan estas jornadas en la agitación política de finales del siglo veinte en Guatemala y en el desarrollo social y económico en el sur de los Estados Unidos. Mientras luchaban por conseguir un mejor futuro para ellos mismos y para sus familias, los emigrantes mayas forjaron lazos sociales y económicos trasnacionales que conectaban los lugares de origen indígenas en Guatemala con sus nuevos sitios de establecimiento. El texto fue escrito por Mary Odem y el video realizado por William Brown y Mary Odem. Essay in English
“Vivir en las fronteras: Inmigrantes mayas de Guatemala en el sur de los Estados Unidos” fue seleccionado para la serie Espacios sureños (Southern Spaces) del 2010 “Migración, movilidad, intercambio y el sur de los Estados Unidos” ("Migration, Mobility, Exchange, and the U.S. South,") una colección innovadora de producción académica interdisciplinaria acerca de cómo los movimientos de los individuos, poblaciones, bienes e ideas configuran espacios dinámicos, culturas e identidades en o en circulación con el sur de los Estados Unidos.
Secciones:
Introducción
La Emigración Maya a los Estados Unidos
Una Segunda Ola de Inmigración
Las Familias y Comunidades que se Quedaron
La Reacción Violenta Anti-Imigratoria
Organización Pan-Maya
Conclusión
Créditos de Video
Fuentes Recomendadas
Essay in English
Introducción:
Una noche de sábado en febrero del año 2003, más de cuatrocientas personas indígenas de las tierras altas de Guatemala se congregaron en la sala de actos de la escuela secundaria del condado de Cherokee en el norte de Georgia para celebrar el día de Santa Eulalia.1Nosotros llevamos a cabo la investigación, el lugar de rodaje, las entrevistas para este proyecto desde 1999 hasta 2004 en la parte noreste de Georgia y en Huehuetenango, Guatemala, en el pueblo de Santa Eulalia. La investigación incluye entrevistas, observación participativa e investigación archivística en Georgia y en Guatemala. Santa Eulalia es la Santa Patrona de un pueblo del mismo nombre en el departamento de Huehuetenango de donde vienen muchos de los inmigrantes Q’anjobal Maya, que viven en el norte de Georgia. Además de los Q’anjobales de Huehuetenango, había mayas de varias regiones de Guatemala que hablaban mam, quiché y chuj, así como inmigrantes mexicanos y unos norteamericanos que estaban invitados al evento. Los músicos de marimba / los marimberos tocaron canciones familiares con dos marimbas importadas de Guatemala. Muchas de las mujeres vestían cortes y huipuiles, trajes típicos de las aldeas de tierras altas. Además, una nueva princesa maya fue coronada y acogida por la gente.
Esta celebración católica-maya fue algo extraordinario para el condado de Cherokee, un lugar predominantemente blanco y protestante ubicado aproximadamente a cincuenta millas al norte de la ciudad de Atlanta. Los mayas empezaron a asentarse al norte de Georgia en los años noventa. Llegaron junto con inmigrantes mexicanos y de otros países latinoamericanos para trabajar en construcción y en el procesamiento de carne de ave, dos industrias prósperas que buscaban mano de obra barata. La mayoría de los primeros inmigrantes eran adolescentes y hombres adultos que se fueron del el saturado mercado de trabajo en California. Al dispersarse la noticia de las oportunidades de trabajo en Georgia, a los primeros inmigrantes pronto se les unieron unos hombres mayas que llegaron directamente de Guatemala. Aunque los hombres conformaban la mayoría de los inmigrantes mayas, un número creciente de mujeres y niños que se habían reunido con sus esposos, padres y hermanos en Georgia tuvo como resultado una evidente presencia maya en los barrios, escuelas e iglesias locales. La gran celebración en honor de Santa Eulalia en 2003 reflejó el cambio de una población temporal masculina de trabajadores a una comunidad maya más permanente en el norte de Georgia.
Este proyecto multi-media examina la historia de la emigración maya al sur de los Estados Unidos al enfocarse en los viajes de dos familias extranjeras de Santa Eulalia que se hicieron parte de la comunidad maya en el norte de Georgia. A través de las historias de María, Antonio, Alfredo y Juana, examinamos las condiciones que condujeron a la emigración masiva de los mayas, sus luchas para adaptarse a la vida y al trabajo en el contemporáneo sur de los Estados Unidos, y el impacto de su emigración sobre las familias y comunidades en su país. Contextualizamos sus viajes en la agitación política de finales del siglo veinte en Guatemala y en los progresos sociales y económicos que determinaron sus vidas en el contemporáneo sur de los Estados Unidos.
Antonio y María eran parte de la oleada inicial de inmigrantes mayas que salieron de Guatemala a finales de los ochenta, durante los años violentos de la guerra civil para venir a los Estados Unidos.2En este ensayo y video hemos usado sólo los nombres de los inmigrantes y los de los miembros de sus familias. Llegaron al norte de Georgia con sus cuatro hijos en 1999 después de haber vivido por diez años en Los Ángeles. Las mejores y más seguras posibilidades de empleo y los barrios menos congestionados los atrajeron a Georgia. Los dos encontraron trabajo en fábricas de procesamiento de carne de ave, e inscribieron a sus niños en las escuelas públicas locales. Como en Los Ángeles, la pareja se volvió parte de un grupo maya católico que se reunía cada semana y que organizaba eventos sociales y religiosos, como la celebración de Santa Eulalia.3Entrevistas con Antonio (2001, 2002, 2003) y María (2003).
Alfredo, el sobrino de Antonio, se fue para los Estados Unidos una década después; la violencia se había cesado en Guatemala, pero la marginalización económica y social de los mayas continuaba. Su esposa, Juana, se quedó en Santa Eulalia con su hija joven y sus parientes políticos mientras Alfredo buscaba trabajo en los Estados Unidos. Sus luchas para mantener los lazos matrimoniales y familiares a través de fronteras nacionales refleja los problemas de muchos inmigrantes mayas que o por opción o por necesidad dejan sus esposos, niños, padres y hermanos en Guatemala.
La emigración maya a los Estados Unidos no es una simple historia de dejar un país para siempre para asentarse en otro. Mientras inmigrantes mayas como Antonio, María, y Alfredo establecieron nuevos hogares y encontraron nuevo trabajo y una nueva vida social en los Estados Unidos, también mantuvieron lazos importantes con su familia y comunidad en Guatemala. Se comunicaban con padres, esposas, hijos, y hermanos por teléfono o por mensajes de audio o de video, y le mandaban a su familia lo que ganaban en trabajos del sur para sostener familias, construir casas y financiar proyectos comunitarios en sus pueblos natales en Guatemala. Mientras luchaban para proveerles un mejor futuro a sus familias y a sí mismos, los trabajadores mayas forjaron lazos transnacionales sociales y económicos que conectaron pueblos indígenas de Guatemala con sus lugares de asentamiento en el sur de los Estados Unidos. El texto y el video que se presentan a continuación examinan las esperanzas y sueños que tenían y los retos, dificultades y logros que experimentaron en sus viajes.
La Emigración Maya a los Estados Unidos:
Mapa lingüístico de Guatemala, 2011. |
Los mayas del norte de Georgia son parte de la grande y diversa oleada de inmigración de América Latina que ha cambiado el panorama social, cultural y económico del sur de los Estados Unidos desde finales de los años ochenta. Los mexicanos componen aproximadamente sesenta por ciento de la población latina del sur; les siguen los centroamericanos y los suramericanos de Perú, Venezuela y Colombia.4Mary E. Odem and Elaine Lacy, Latino Immigration and the Transformation of the U.S. South (Athens: University of Georgia Press, 2009): ix-xxvii. La gente maya ocupa un puesto distinto en la población de inmigrantes de América Latina. Con más de cuatro millones de personas en Guatemala y México, son uno de los grupos indígenas más grandes de las Américas. Aunque no se sabe el número exacto, se estima que cerca de 500.000 mayas han emigrado a los Estados Unidos. La mayoría de ellos viene de pueblos y aldeas pobres y rurales de las tierras altas al oeste de Guatemala, donde se habla una o más de veinte lenguas maya y donde las familias se sostienen a sí mismas como pequeños granjeros, trabajadores rurales, o comerciantes. Los escasos ingresos de las granjas son complementados muchas veces con los salarios ganados como jornaleros en las plantaciones de café. La población maya de los Estados Unidos también incluye un número más pequeño de inmigrantes con educación superior y universitaria, que eran profesores, periodistas, o que trabajaban en otros campos profesionales en Guatemala.5Allan F. Burns, Maya in Exile: Guatemalans in Florida (Philadelphia: Temple University Press, 1993); Leon Fink, The Maya of Morganton: Work and Community in the Nuevo New South (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2003); Jacqueline Hagan, Deciding to be Legal: A Maya Community in Houston (Philadelphia: Temple University Press, 1994); James Loucky and Marily M. Moors, The Maya Diaspora: Guatemalan Roots, New American Lives (Philadelphia: Temple University Press, 2000); Cecilia Menjivar, "Liminal Legality: Salvadoran and Guatemalan Immigrants' Lives in the United States," American Journal of Sociology, 111(2006): 999-1037.
La población maya compone aproximadamente un sesenta por ciento de la población guatemalteca de 14.000.000. Los siglos de discriminación y explotación de su tierra y su mano de obra, al principio por los colonizadores españoles y por la elite ladina después, ha empobrecido a la gente indígena y la ha marginalizado en sus propios países (las personas de ascendencia mixta – europea e indígena – se llaman ladinos.) Las declaraciones sobre inferioridad y retraso de los indios por los grupos dominantes han reforzado la subordinación de los mayas en Guatemala desde la conquista española hasta el presente.6Nancy M. Farriss, Maya Society under Colonial Rule: The Collective Enterprise of Survival (Princeton: Princeton University Press, 1986); Marilyn M. Moors, ed., Guatemala Indians and the State, 1540 to 1988 (Austin: University of Texas Press, 1990).
Desde la época colonial y hasta la mayor parte del siglo XX, la mayoría de la población maya ha vivido en las tierras altas de Guatemala, en donde han formado comunidades estrechamente unidas organizadas en municipios. Los habitantes de un municipio comparten una lengua común y una forma distintiva de vestido, costumbres y prácticas religiosas. Sin embargo, durante las décadas de los setenta y ochenta numerosas fuerzas amenazaron las bases sociales de las comunidades indígenas –sobrepoblación y escasez de tierras, demanda de mano de obra para las plantaciones, la incursión de misioneros católicos y evangélicos, y violencia política junto con represión de los gobernantes ladinos del país.7Douglas E. Britnall, Revolt Against the Dead: The Modernization of a Mayan Community in the Highlands of Guatemala (New York: Gordon and Breach, 1979); Carol Smith, “Class Position and Class Consciousness in an Indian Community” in Moors, Guatmala Indians and the State, 205-229; John M. Watanabe, Maya Saints and Souls in a Changing World (Austin: Univesity of Texas Press, 1992).
William Brown y Mary Odem, Secuencia de un soldado durante la Guerra Civil, Guatemala. |
La Guerra Civil entre los gobiernos dominados militarmente y los grupos guerrilleros de izquierda fue destructiva especialmente para las comunidades indígenas. En 1954, un violento golpe, apoyado por la Agencia de Inteligencia Central (CIA) y los políticos de derecha, derrocó el gobierno democráticamente elegido en Guatemala. El consiguiente malestar político dio como resultado un levantamiento militar en 1960 que marcó el comienzo de una guerra civil de treinta y seis años. El conflicto armado se volvió más violento sobre todo en los años ochenta al extenderse más profundamente en las zonas rurales e indígenas. Los gobiernos de derecha llevaron a cabo campañas de violenta represión contra sindicatos de trabajadores, campesinos, organizaciones activistas y comunidades indígenas. Los grupos guerrilleros respondieron con actos de sabotaje económico y golpes contra los militares.
Con el apoyo de los Estados Unidos en ayuda y entrenamiento militar, las fuerzas armadas de Guatemala llevaron a cabo asesinatos de militares sospechosos y masacres a gran escala en regiones que se pensaba apoyaban las fuerzas guerrilleras. La violencia política finalmente tuvo como resultado la muerte de doscientos mil indígenas mayoritariamente desarmados y la destrucción de más de cuatrocientos pueblos mayas. Bajo el General Ríos Montt, el dictador militar de principios de los ochenta, el gobierno estableció patrullas de defensa civil en áreas indígenas que requerían la participación de hombres adultos. Ríos Montt fue citado en un artículo del New York Times cuando dijo en una audiencia indígena que “Si ustedes están con nosotros, los alimentaremos; si no, los mataremos.” De acuerdo con las investigaciones de dos comisionados de derechos humanos, la vasta mayoría de abusos de los derechos humanos –tortura, asesinato y desaparición forzada- fue llevada a cabo por el ejército de Guatemala y los grupos armados que ellos controlaban.8Beatriz Manz, Refugees of a Hidden War: The Aftermath of Counterinsurgency in Guatemala (Albany: State University of NY Press); Human Rights Office, Archdiocese of Guatemala, Guatemala Never Again! (Maryknoll, New York: Orbis Books, 1999); “Guatemala Peace Accords,” NACLA on the Americas (May/June 1997) http://www.hartford-hwp.com/archives/47/140.html.
La emigración inicial a los Estados unidos comenzó durante este periodo de conflicto armado. En la cima de la guerra, miles de mayas dejaron sus pueblos en las tierras altas, algunos con rumbo a México y otros a los Estados Unidos. A pesar de que ellos estaban escapando de violencia política, los Estados Unidos no les confirió el estado de refugiados a la mayoría de los guatemaltecos, sino que se les trató como emigrantes económicos. Las decisiones con respecto al estado de los inmigrantes centroamericanos durante los ochenta fueron influenciadas más por las políticas extranjeras norteamericanas y por las preocupaciones de la Guerra Fría, que por las condiciones reales que los centroamericanos enfrentaban en sus países de origen. Los emigrantes de países en los que sus gobernantes se opusieran a la administración Reagan, como el gobierno socialista Sandinista en Nicaragua, eran mucho más propensos a ser considerados como refugiados, que aquellos que escapaban de gobiernos soportados por los Estados Unidos, como los regímenes militares de derecha en Guatemala y El Salvador. En 1991, el acuerdo de una demanda colectiva nacional se benefició de la carga de parcialidad del proceso de la decisión de asilo y les allanó el camino a los 250,000 guatemaltecos y salvadoreños para que volvieran a solicitar el asilo y a muchos les fue posible legalizar su estado.9Susan Gzesh, “Central Americans and Asylum Policy during the Reagan Era,” Migration Policy Institute, Migration Information Source (April 2006) http://www.migrationinformation.org/Feature/display.cfm?id=384; Menjivar, “Liminal Legality”; James Smith,“Guatemala: Economic Migrants Replace Political Refugees” Migration Policy Institute, Migration Information Source (April 2006) http://www.migrationinformation.org/Profiles/display.cfm?id=392. Esta primera ola de emigrantes de Guatemala inicialmente se instaló en Los Ángeles, Houston y la parte sur de la Florida, áreas con poblaciones latinoamericanas establecidas desde hace mucho tiempo.10Burns, Maya in Exile; Hagan, Deciding to be Legal; Loucky and Moors, The Maya Diaspora; Nancy Wellmeir, Ritual, Identity, and the Mayan Diaspora (New York: Garland Publishing, 1998). Antonio y María estaban entre los miles de mayas que dejaron Guatemala durante el descontento político y la violencia de los ochenta.
Nacido y criado en los pueblos rurales de Santa Eulalia, un municipio ubicado arriba en las montañas de Cuchumatanes en el estado de Huehuetenango, Antonio y María eran una pareja de recién casados con una hija cuando tomaron la difícil decisión de que él debía dejar el país. Fue en el tiempo cuando los hombres mayas de las tierras altas fueron obligados a servirle a las patrullas de defensa civil y cuando fueron amenazados con violencia o muerte cuando rehusaban participar. Antonio se fue de Santa Eulalia en 1988 con destino a Los Ángeles, donde ya vivía su cuñado y un número de personas del pueblo. Su cuñado le ayudó a conseguir trabajo en una fábrica de confección y así en el siguiente año y medio él ahorró suficiente dinero para traer a María y a su hija a los Estados Unidos. Antonio y María pasaron los siguientes once años trabajando en varios empleos de bajo salario, y cuidando del crecimiento de su familia, la cual incluyó tres hijos más: dos niñas y un niño.11Entrevistas con Antonio (2001, 2002, 2003) y María (2003).
Cuando la economía empeoró en California en los noventa, y la competencia por los trabajos incrementó, la pareja decidió irse de Los Ángeles y buscar nuevos proyectos en otro lugar. Viajaron al norte de Georgia donde habían escuchado acerca de las oportunidades de trabajo para trabajadores inmigrantes. Se unieron a muchos otros inmigrantes centroamericanos y mexicanos quienes habían dejado sus destinos tradicionales de California y Texas por nuevos destinos en los Estados Unidos. El sureste se convirtió en un imán para inmigrantes latinos durante esta década a causa de los abundantes trabajos para trabajadores de bajos salarios en la construcción, procesamiento de comida, agricultura e industrias de servicios. Los inmigrantes también eran atraídos por el bajo costo de la vivienda y los barrios más seguros que el sur parecía ofrecer.12Mary Odem, “Global Lives, Local Struggles: Latin American Immigration to Atlanta,” Southern Spaces, May 19, 2006, https://southernspaces.org/2006/global-lives-local-struggles-latin-american-immigrants-atlanta; Odem and Lacy, Latino Immigration and the Transformation of the U.S. South.
Una Segunda Ola de Inmigración:
Los acuerdos de paz de 1996 terminaron el conflicto armada entre el ejército guatemalteco y las fuerzas guerrilleras. Sin embargo, la devastación económica causada por la guerra y la continuada desigualdad con las secuelas de la guerra contribuyó a una segunda ola de inmigración a los Estados Unidos. Los acuerdos de paz trajeron algunos cambios importantes –desmilitarización, creación de una fuerza policial civil y el establecimiento de una comisión de derechos humanos. Una parte fundamental del acuerdo de paz estableció los derechos de los indígenas y reflejó la influencia de los activistas mayas y el crecimiento de un movimiento pan-maya en Guatemala. El movimiento había generado un desafío para los siglos de larga denigración de la gente indígena y su cultura en el país. Los activistas mayas rechazaron el plan de asimilación cultural implícita en la estrategia de desarrollo del Estado guatemalteco así como la tendencia de izquierda de incluir las preocupaciones étnicas e indígenas en un rígido análisis de clase. Ellos en cambio previeron una transformación radical del Estado guatemalteco en una nación multicultural que apoyara los derechos indígenas de autodeterminación y que reconociera las culturas y lenguas indígenas.13“Acuerdos de paz guatemaltecos.”
Mientras que se han logrado progresos en cuanto a los derechos culturales indígenas, los acuerdos de paz y los gobiernos de la posguerra no abordaron el apremiante asunto de la reforma territorial, y en última instancia hicieron poco para aliviar la pobreza y la marginalización que la mayoría de los mayas sufría en Guatemala. La globalización económica y las políticas neoliberales han amenazado aún más el sustento de muchos pequeños granjeros y trabajadores en Guatemala, y han contribuido en gran escala a la emigración a los Estados Unidos. Los hombres en edad de trabajar y la juventud conforman la vasta mayoría de esta emigración, pero el número de mujeres y niños emigrando ha incrementado continuamente desde 1990.14Smith, “Guatemala: Economic Migrants Replace Political Refugees.”
Al final de los noventa, Alfredo de 23 años, hijo de Antonio, se unió a la segunda ola de emigración a los Estados Unidos, mientras que su esposa Juana se quedó en Guatemala con su pequeña hija. Una generación más joven que María y Antonio, Juana y Alfredo crecieron en Santa Eulalia y fueron niños durante los años más violentos de la Guerra Civil. Cuando terminaron la escuela de gramática, experimentaron tanto los beneficios y las dificultades del periodo de posguerra.
William Brown y Mary Odem, Alfredo y Juana en su propia boda, Guatemala. |
En una granja, el hijo mayor de una familia de siete hijos, Alfredo al ser el adolescente más joven decidió que él no podía ganarse el sustento cultivando el pequeño terreno de la familia, como su padre había hecho. Él creía que la única esperanza para salir de la pobreza (él y su familia) era continuar con su educación, lo cual significaba salir de Santa Eulalia para ir a Ciudad de Guatemala. Las oportunidades educativas eran muy limitadas para la población indígena en Guatemala, especialmente en las áreas rurales. En ese entonces, la mayoría de los pueblos mayas no contaban con escuelas que sobrepasaran el nivel elemental. La emigración a las áreas urbanas era la única oportunidad para acceder a una educación secundaria para la juventud indígena. Con el objetivo de continuar su educación, Alfredo dejó su casa y su familia a los catorce años de edad con destino a la en expansión Ciudad de Guatemala. Sin ayuda económica de su familia, Alfredo trabajó para sostenerse a sí mismo mientras seguía con sus estudios. Después de cinco años de un horario agotador de trabajo y estudio terminó la secundaria.15Entrevistas con Alfredo (2001, 2002)
Mientras vivía en la capital, Alfredo conoció y se enamoró de Juana, otra joven maya de Santa Eulalia que emigró a Ciudad de Guatemala para completar la secundaria. Su padre, un profesor y líder del movimiento cultural maya, dirigía el instituto de lengua maya en Santa Eulalia. Como resultado de los acuerdos de paz de 1996, se establecieron institutos de lengua similares en los pueblos indígenas a lo largo de las tierras altas. Juana estaba asistiendo a la escuela de secretariado en Ciudad de Guatemala cuando comenzó a salir con Alfredo y decidieron casarse. Se casaron en Santa Eulalia en presencia de sus padres y familiares y luego volvieron a Ciudad de Guatemala, donde Alfredo consiguió un trabajo y se inscribió en un curso de computadores en la universidad. Un año más tarde, Juana dio a luz a su primera hija.16Entrevistas con Alfredo (2001) y Juana (2001)
El nacimiento de su hija trajo como consecuencia que Alfredo revisara cuidadosamente las posibilidades para su nueva familia y para sus padres y hermanos en Santa Eulalia. Como el hijo mayor, se esperaba que él mantuviera a sus padres en la vejez y que ayudara sostener a sus hermanos menores. Aunque tenía un trabajo, las posibilidades económicas en Guatemala eran poco prometedoras, especialmente para los indígenas. Con los bajos salarios, el alto desempleo y la creciente inflación que existía en Guatemala, Alfredo se dio cuenta de que él no podía mantener una casa para su mujer y su hija, y contribuir a la educación de sus hermanos con el salario que tenía. Una vez más contempló la emigración, esta vez a los Estados Unidos. Alfredo y Juana se enfrentaron a un dilema doloroso: para asegurar un mejor futuro para su familia, tenían que resistir años de separación. Con Alfredo en los Estados Unidos, Juana se devolvió a Santa Eulalia con su hija, donde vivieron con los padres de Alfredo, como se acostumbraba con las esposas de los emigrantes.17Entrevistas con Alfredo (2001) y Juana (2001)
En un proceso de inmigración en cadena, Alfredo se dirigió a uno de los lugares en los Estados Unidos donde sus parientes y conocidos de Santa Eulalia se habían establecido. Probó suerte en Nebraska, donde muchos eulalenses trabajaban en la industria de empaquetamiento de carne. La dificultad de encontrar un trabajo condujo a Alfredo al norte de Georgia, donde se reunió con su tío y su tía, Antonio y María. Alfredó se mudó a la casa que ellos compartían con sus hijos y otros dos hombres jóvenes de Santa Eulalia. Con la ayuda de su tío, Alfredo encontró un trabajo primero en el negocio de jardinería, cortando el césped, y luego en construcción donde aprendió a instalar el cableado eléctrico en las nuevas casas de los suburbios.18Entrevistas con Alfredo (2001, 2002)
La mano de obra de los trabajadores inmigrantes como Alfredo, su tío y su tía ha contribuido al crecimiento económico y a la competitividad de las industrias sureñas. La dependencia de trabajadores hijos de inmigrantes no sólo estimuló las ganancias corporativas, sino también disminuyó el costo de vivienda, comida y otros bienes para los consumidores sureños. Los inmigrantes latinoamericanos sin duda alguna se beneficiaron de la oferta de trabajo, pero ellos, al igual que los trabajadores norteamericanos han enfrentado condiciones de explotación en los lugares de trabajo sureños. En la altamente competitiva economía global, las empresas norteamericanas (en el sur y en cualquier parte) han recortado los costos de mano de obra creando una fuerza de trabajo más “flexible” a través de estrategias como trabajar medio tiempo, comprar productos manufacturados a empresas extranjeras, subcontratar, y contratar trabajadores hijos de extranjeros. Para los trabajadores en los Estados Unidos, la “flexibilidad” ha significado la erosión de los beneficios, de la seguridad laboral, de las condiciones de trabajo seguras y de los derechos de negociación colectivos. Para conseguir la flexibilidad y control del mercado de la mano de obra, las industrias del procesamiento de carne roja y de carne blanca han dependido cada vez más de reclutar trabajadores inmigrantes y en usar contratistas de mano de obra para contratar grandes porciones de su fuerza de trabajo. Las industrias de carne blanca comenzaron a contratar en gran escala a trabajadores inmigrantes durante un periodo de rápida expansión entre 1980 y 2000, cuando el consumo de pollo se duplicó en los Estados Unidos. Trabajadores americanos a la par que los hijos de los inmigrantes han sufrido las duras condiciones de las plantas de carnes rojas y carnes blancas incluyendo la producción de aceleramiento, sin tener en cuenta los estándares de salud y seguridad, y la dominante violación de las leyes de salario mínimo.19Angela Stuesse, “Race, Migration and Labor Control: Neoliberal Challenges to Organizing Mississippi’s Poultry Workers,” Latino Immigration, ed. Odem and Lacy, 91-111; Eric Schlosser, Fast Food Nation: The Dark Side of the All-American Meal (Boston: Houghton Mifflin, 2001); Steve Striffler, Chicken: The Dangerous Transformation of America’s Favorite Food (New Haven: Yale University Press, 2005).
La industria de la construcción en el sur también dependía altamente del reclutamiento de inmigrantes de Centroamérica y México para satisfacer la demanda de la mano de obra en aumento causada por el auge de la construcción de los noventa. Al trabajar como instaladores de paneles de yeso, carpinteros, yeseros, albañiles, los trabajadores inmigrantes ayudaron a construir carreteras, centros comerciales, edificios de oficinas y miles de casas nuevas en el área metropolitana de Atlanta y del norte de Georgia. Sus contribuciones fueron esenciales para completar numerosos proyectos para los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta. Ansiosos de contratar trabajadores inmigrantes, los empleadores sureños no tenían la misma ansiedad de pagarles salarios justos o de darles condiciones de trabajo seguras. Numerosos empleadores han violado explícitamente los derechos de los trabajadores inmigrantes al engañarlos con los salarios y negarles indemnización y atención médica contra accidentes de trabajo.20Mary E. Odem, “Unsettled in the Suburbs: Latino Immigration and Ethnic Diversity in Metro Atlanta." in Twenty-First Century Gateways: Immigrant Incorporation in Suburban America, ed. Audrey Singer, et al. (Washington, DC: Brookings Institution Press, 2008).
Las Familias y Comunidades Que se Quedaron:
Los inmigrantes mayas como Alfredo han resistido arduas condiciones de trabajo en los Estados Unidos para poder usar sus salarios para brindarles una mejor calidad de vida a sus esposas, hijos, padres y hermanos en Guatemala. Los millones de dólares americanos que se envían a las familias en Guatemala cada año han mejorado la vivienda, el acceso básico de atención médica y educación más allá del sexto grado para muchos jóvenes mayas. Con los salarios que ganaba en la construcción y en la jardinería, Alfredo mantenía a su esposa y a su hija y también contribuía significativamente a la manutención de sus hermanos. Sus ganancias les han permitido a sus dos hermanos menores mudarse a Ciudad de Guatemala para continuar sus estudios. Adicionalmente, ha ayudado a mantener a su hermana mayor y a sus dos hijos. Ella fue abandonada por su esposo varios años antes de que él emigrara a California. Alfredo y Juana han comenzado también la construcción de una nueva casa en el centro del pueblo con el dinero que él ha ganado. Las casas nuevas y la construcción de vivienda que se ve en Santa Eulalia son el signo más visible del impacto de los dólares emigrantes a este pueblo indígena.
Típicamente los inmigrantes mayas mantienen no solamente a sus familias individuales, sino también hacen contribuciones financieras a los proyectos de la comunidad, ganando con ellos respeto y aprecio de sus conciudadanos. El dinero de los emigrantes ha sido usado en la construcción de carreteras, escuelas y para llevar agua potable a los pueblos de las tierras altas. Una de las mayores contribuciones de los emigrantes de Santa Eulalia fue la construcción de una clínica y de un pequeño hospital para que la gente no tuviera que viajar cuatro horas de Huehuetenango para recibir tratamiento. Antonio y María formaron parte de los esfuerzos de los eulalenses en Los Ángeles para organizar campañas para recaudar fondos para la clínica en su pueblo.21Entrevistas con el padre David López (2002, 2004) y Antonio (2001)
Sin embargo, los beneficios económicos de la emigración se han dado a cambio de un precio alto para las familias y comunidades mayas. En muchos pueblos de las tierras altas, la mayoría de los hombres en edad productiva viven y trabajan en el extranjero, lo que significa que los hijos crecen a menudo sin sus padres y esposas y las esposas luchan para manejar el hogar por sí mismas, mientras que las instituciones de la comunidad tratan de funcionar con una participación limitada de hombres adultos. La pronta separación en su matrimonio con Alfredo tuvo sus consecuencias en Juana. Como muchas esposas de emigrantes, ella experimentó la soledad y la gran ansiedad acerca de si su esposo iba a regresar y cuándo.22Entrevistas con Juana (2001, 2003) Mientras la mayoría de los emigrantes permanecían comprometidos con sus familias en Guatemala, varios habían abandonado a sus esposas e hijos causándoles grandes dificultades económicas y emocionales. En los pueblos mayas, las esposas de los emigrantes eran vigiladas de cerca por la familia política y los miembros de la comunidad para asegurar que ellas no se comportaran de manera que pudieran deshonrar a sus maridos.
Los emigrantes mayas en los Estados Unidos sufrían también los años de separación de sus seres queridos. Alfredo extrañaba profundamente a su esposa y a su pequeña hija y se preocupaba por su madre y padre, y la habilidad que ellos tenían de manejar la granja. Él enviaba cintas de audio a Juana y a sus padres, y hablaba con ellos por teléfono tan a menudo como sus finanzas se lo permitían. Él fue devastado cuando supo durante una de esas llamadas que su padre había muerto repentinamente de apendicitis. Su padre tenía cincuenta y dos años. El acceso precario al sistema de salud y a los doctores en la Guatemala rural hizo que las muertes por enfermedades menores fueran muy comunes. La pena de Alfredo aumentó cuando él y su familia decidieron que no regresaría a Santa Eulalia al funeral de su padre por los altos costos y la dificultad que encontraría al tratar de regresar a los Estados Unidos. Con la muerte de su padre, Alfredo se convirtió en el hombre cabeza de familia. Su responsabilidad por el cuidado de su madre y sus hermanos incrementó e hizo que la ganancia de su salario en los Estados Unidos fuera lo más importante.23Entrevistas con Alfredo (2001) y Juana (2001)
La Reacción Violenta Anti-Imigratoria:
Al comienzo del siglo XXI, los mayas y otros inmigrantes latinoamericanos en Georgia encontraron un ambiente político cada vez más hostil. Cuando la inmigración masiva desde Latinoamérica comenzó a finales de los ochenta e inicio de los noventa, los medios, los legisladores y las organizaciones políticas le prestaron atención limitada, las más de las veces no se representaba a los inmigrantes como trabajadores fuertes que habían ayudado a la economía local de varias maneras. Sin embargo, durante los primeros años del siglo XXI, la retórica anti-inmigrante y las políticas de exclusión aumentaron severamente en Georgia y en otros destinos para los nuevos inmigrantes debido a la decadencia de las condiciones económicas y a la exacerbada preocupación nacional por el terrorismo y la “inmigración ilegal” después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. La protesta pública sobre los “ilegales” que roban trabajos, la sobrecarga a los contribuyentes de impuestos y el incremento en las tasas de crimen condujeron a los oficiales estatales y locales a lo largo del sureste a autorizar leyes y ordenanzas orientadas a los inmigrantes no autorizados. Estas medidas buscaban bloquearle el acceso a licencias de conducir, vivienda, empleo, servicios sociales y educación superior a inmigrantes indocumentados.24Odem, “Unsettled in the Suburbs.”
William Brown y Mary Odem, Gente protestando ante la política de inmigración, Norte de Georgia. |
Gran parte de la legislación orientada a inmigrantes no autorizados ha sido aprobada por gobiernos estatales y locales desde 2006 a raíz de las discusiones rencorosas en el Congreso americano y los medios nacionales de noticias sobre el problema de la inmigración ilegal. El fracaso de promulgar la reforma sobre la inmigración a nivel federal fortalece los esfuerzos de los legisladores estatales y locales para tomar acción contra los inmigrantes no autorizados, y un número récord de proyectos de ley sobre inmigración fue presentado ante las legislaturas estatales en el 2006. El estado de Georgia tomó la acción más radical que ningún otro estado en el momento del control sobre inmigración ilegal al aprobar el cumplimiento de la ley de seguridad e inmigración (SB 529) en 2006. El proyecto fue presentado por el legislador republicano Chip Rogers del condado Cherokee, el mismo condado en el que Antonio, María, Alfredo y muchos otros inmigrantes mayas se habían establecido. El proyecto de Rogers niega los beneficios provenientes de los impuestos, incluyendo el servicio médico, a inmigrantes que no pudieran probar su residencia legal; penaliza a los empleados que contrataran inmigrantes indocumentados; y recluta la policía estatal y local para reforzar las leyes de inmigración federal. La presentación del proyecto de ley del senado 529 en Georgia siguió el desarrollo de la legislación punitiva (HR 4437) propuesta por los legisladores republicanos en la Cámara de representantes de lso Estados Unidos para agilizar deportaciones, criminalizar inmigrantes indocumentados, y autorizar la construcción de una muralla en la frontera entre México y los Estados Unidos. Aunque la legislación federal no fue aprobada, SB 529 fue aprobada por el senado y la cámara controlados por los republicanos y se firmó como ley con el gobernador republicano Sonny Perdue en abril 17 de 2006.25Ibid.
William Brown y Mary Odem, Un empleado trabajando en albañilería, Norte de Georgia. |
La ley refleja un compromiso entre los políticos que buscan una acción agresiva para acabar con la inmigración ilegal y los grupos de negocios que buscan mantener disponible un grupo de mano de obra inmigrante con bajos salarios. Después de consultar con los grupos de presión empresarial, el patrocinador republicano Chip Rogers elaboró el proyecto de ley para que las compañías no fueran responsables si algún empleado usaba documentos falsos o su un subcontratante empleaba trabajadores ilegales sin el consentimiento del empleador.
El cumplimiento de la ley de seguridad e inmigración ha creado un clima de incertidumbre y miedo entre los inmigrantes mayas y otros latinos en el estado. Los agentes de bienes raíces, los concesionarios de autos y los minoristas de los barrios de inmigrantes han reportado un notorio descenso de los consumidores latinos, que es atribuido al sentido de vulnerabilidad social y económica que ahora sienten los inmigrantes. Los parques y centros comerciales que habían sido los centros de reunión social y de actividades recreativas para los latinos en el norte de Georgia han estado notablemente menos concurridos desde que la legislación se hizo efectiva. Con el envolvimiento de las autoridades locales en el refuerzo de la ley de inmigración, el arresto, confinamiento y deportación de inmigrantes no autorizados ha subido dramáticamente en Georgia. Como resultado de esto muchas familias se han separado y los inmigrantes se han vuelto más titubeantes para notificar a las autoridades cuando son víctimas o testigos de un crimen. Un número de inmigrantes mayas en el norte de Georgia ha sido deportado y otros han sido el blanco de la hostilidad y el acoso anti-inmigrantes.
Organización Pan-Maya
Aunque son pobres en recursos materiales, los mayas han traído con ellos una tradición de organización comunal que los ha mantenido en pie para enfrentar la discriminación y las dificultades con las que se encontraron en los Estado Unidos. A partir de esta tradición, los mayas en Georgia y en otras áreas donde se establecieron han formado asociaciones étnicas y religiosas que han ayudado a unificar a los inmigrantes y reforzar sus recursos colectivos. En los asentamientos mayas iniciales establecidos en los ochenta en Los Ángeles, Houston e Indiantown, Florida, los inmigrantes formaron asociaciones basados en el origen de su ciudad natal; los miembros compartían un lenguaje en común, vestido y costumbres locales ligadas a sus municipios particulares.26Hagan, Deciding to be Legal; Wellmeier, Ritual, Identity, and the Mayan Diaspora; Eric Popkin "Guatemalan Mayan Migration to Los Angeles: Constructing Transnational Linkages in the context of the Settlement Process." Ethnic and Racial Studies 22 (1999): 238-266.
Como el número de inmigrantes mayas incrementó y se dispersó a nuevos lugares del país, ellos se comenzaron a organizar bases pan-mayas. En el norte de Georgia un grupo de mayas que incluía a Antonio y a María formó una organización maya-católica en 1999. Comenzó como un grupo pequeño de oración que se reunía en las casas de diferentes inmigrantes. Para el segundo año el grupo había crecido de diez a aproximadamente cien miembros que incluían mayas de diversos grupos lingüísticos (Mam, Quiché, Q’anjobal, Chuj) y regiones (Huehuetenango, San Marcos, Quiché, Chimaltenango, y Quezaltenango). Cuando Alfredo se reunió con su tío y con su tía al norte de Georgia, él se convirtió en un miembro activo de la organización.
William Brown y Mary Odem, Hombres en la reunión pastoral maya, norte de Georgia. |
El grupo se llamó primero El Ministerio de Evangelización a la Virgen de Asunción y luego cambió su nombre a Proyecto Pastoral Maya cuando se unió a la red nacional de grupos maya-católicos apoyados por la iglesia católica de los Estados Unidos. La Pastoral Maya buscaba dar apoyo espiritual, social y material a los inmigrantes mayas que luchaban para ganarse la vida en el norte de Georgia. Para construir lazos de solidaridad entre el grupo, los líderes organizan una serie de programas y de actividades que incluyen una reunión semanal durante los sábados por la tarde para rezar, cantar y socializar; la formación de dos coros; misa en español los domingos por la noche; visitas regulares a las casas de los inmigrantes mayas con necesidades; servicios religiosos y celebraciones culturales para navidad, semana santa, el día de la madre, y el día de la fiesta de Santa Eulalia. Uno de los primeros proyectos para la recaudación de fondos recogió $3,000 para comprar una van que les diera transporte a los numerosos emigrantes que no tuvieran carro y así podrían asistir a la reunión del sábado, a la misa del domingo y a otras actividades.27Entrevistas con Antonio (2002, 2003), Pablo (2003) y Efraín (2003)
La celebración religiosa y el evento cultural más grande organizada por el grupo maya-católico es la celebración anual en honor a Santa Eulalia. El evento requiere meses de planificación y de preparación y la mano de obra y contribución de muchos inmigrantes. La celebración del día de la fiesta ha atraído la participación de cientos de inmigrantes mayas del norte de Georgia y de las áreas aledañas y cada año ha incrementado su tamaño. Aproximadamente doscientas personas de los asentamientos mayas en Canton y Ellijay en el norte de Georgia participaron en el 2002; al año siguiente más de cuatrocientos inmigrantes mayas asistieron, incluyendo grupos de Greenville, Carolina del Sur y dos pueblos de Alabama. Para el 2004, el número de participantes alcanzó más de seiscientos.28Entrevistas con Antonio (2002, 2003) y Pablo (2003)
William Brown y Mary Odem, Una persona participando en la celebración anual de Santa Eulalia, condado Cherokee, Georgia, 2003. |
La celebración combina prácticas católicas y prácticas espirituales tradicionales mayas. Comienza con una misa católica conducida por el padre Joseph Fahy de la arquidiócesis de Atlanta y por el padre David López, un sacerdote maya-católico de Guatemala que visita a la comunidad anualmente para ser parte de la celebración del día de la fiesta. A continuación de la misa se presenta una recreación de una ceremonia religiosa maya tradicional que es representada por los rezadores en Santa Eulalia para rezar por la armonía y la seguridad durante la celebración. En la celebración del norte de Georgia, un hombre joven representa el rol de un rezador y recita la oración hacia las cuatro direcciones de la tierra.
La marimba y su música son una parte central para la celebración de Santa Eulalia en Guatemala y en los Estados Unidos. En Guatemala, la marimba es un símbolo clave de la identidad indígena y continúa teniendo un papel importante en la vida de la comunidad para los mayas que han emigrado a los Estados Unidos. Poco después de su llegada, numerosos grupos de inmigrantes maya (en Georgia, Los Ángeles, Arizona, Colorado y Carolina del Sur) han conseguido el dinero para comprar e importar una marimba desde las tierras altas de Guatemala.
William Brown y Mary Odem, Princesa Maya Jolom Konob, condado Cherokee, Georgia, 2003. |
Otra parte fundamental de la fiesta es la coronación de la nueva princesa “Maya Jolom Konob,” que va a representar a la comunidad maya el año siguiente. Vestida con un corte y un huipuil distintivos de su municipio, la princesa representa el ideal maya de feminidad: ella demuestra su conocimiento de la cultura indígena al realizar una danza tradicional a al ritmo de la música de la marimba; demuestra su educación y aprendizaje al dar un discurso ante la audiencia, primero en su lengua indígena de Q’anjobal y luego en español. Un nuevo elemento en la celebración de Georgia es que la princesa se dirige a la audiencia en tres lenguas en lugar de dos: Q’anjobal, español e inglés.
El trabajo de la asociación maya en el norte de Georgia se ha extendido más allá del campo religioso y cultural. Los líderes han proporcionado asistencia a los inmigrantes mayas que han tenido problemas como la imposibilidad de pagar la renta, ser arrestados por la policía local, tener necesidades de vivienda o trabajo, las organizaciones mayas han fortalecido su presencia e influencia a través de la alianza que se formó con un grupo de profesores y estudiantes interesados cerca de Kennesaw State University, quienes colaboraron con gran numerosos proyectos, como clases de inglés dirigidas por los estudiantes y tutorías para los mayas, seminarios de salud, y programas de seguridad de tránsito fundados por la universidad y subvención del estado. Los proyectos crearon oportunidades de aprendizaje y pasantías para los estudiantes y le dieron a los mayas acceso al conocimiento, habilidades y contactos sociales que mejoraron sus esfuerzos de construir comunidad. A nivel individual, los profesores universitarios y los estudiantes también le ayudaron a los inmigrantes mayas a navegar en el sistema legal de los Estados Unidos y las burocracias de gobiernos locales.
A mediados de los noventa, la asociación maya en Georgia hizo parte de la red nacional de organizaciones maya-católicas, un esfuerzo de base iniciado por líderes inmigrantes como la hermana Nancy Wellmeir y el padre David López en 1994, el cual ha recibido soporte económico y reconocimiento de la conferencia de obispos de los Estados Unidos. Conocido como el Proyecto Pastoral Maya, la red está conformada por más de cuarenta grupos maya-católicos en estados a lo largo del país incluyendo California, Florida, Arizona, Oregón, Washington, Colorado, Nebraska, Georgia, Tennessee, Alabama y Carolina del Sur.29Entrevistas con el padre David López (2002, 2004) y el padre Joseph Fahy
Desde 1990, la Pastoral Maya ha organizado encuentros nacionales anualmente. El Encuentro Nacional de 2003, que tuvo lugar en Georgia en Kennesaw State University, reunió cincuenta y seis líderes de comunidades mayas del país. La mayoría de los participantes eran hombres, pero una docena de mujeres maya tuvieron una presencia notable en la reunión. El apoyo y el financiamiento de la conferencia provinieron del dinero recaudado por los grupos locales de inmigrantes, de la conferencia de obispos católicos de los Estados Unidos, la arquidiócesis de Huehuetenango y del grupo de profesores y estudiantes de Kennesaw State University.
William Brown y Mary Odem, Edificio nuevo en una comunidad guatemalteca. |
Incluso mientras las organizaciones mayas establecían conexiones con ciudadanos e instituciones estadunidenses, también fomentaban lazos transnacionales con las comunidades indígenas en casa. Los inmigrantes mayas mantenían las conexiones con sus lugares de origen de varias maneras –recolectando dinero de los emigrantes para financiar mejoras tales como la construcción de una clínica o de una escuela; recogiendo fondos cuando un miembro de la comunidad moría en los Estados Unidos para enviar el cuerpo a Guatemala para enterrarlo en el cementerio de su lugar de origen; patrocinando visitas de párrocos de las parroquias de los lugares de origen en Guatemala para conocer y brindar guía espiritual y social a los feligreses en los Estados Unidos. Bajo el rango de actividades transnacionales y locales, los participantes de la Pastoral Maya expresan una sentido de pertenencia a ambos lados de la frontera – en los nuevos asentamientos en los Estados Unidos y en sus comunidades de origen en Guatemala.
Conclusión:
La emigración transnacional ha proporcionado los recursos económicos necesarios para los mayas en Guatemala, mientras que ejercen una gran presión en las familias. La carga de vivir en las fronteras ha recaído más que todo en las mujeres y los niños que se quedan en Guatemala. Cuando los años de separación y de incertidumbre acerca del regreso de su esposo condujeron a Juana a una ansiedad y depresión tan profundas que su familia se preocupó por su bienestar, Alfredo regresó a Guatemala para estar con ella. Él se fue con la intención de regresar a los Estados Unidos porque aún no había ganado suficiente dinero para completar la casa que estaba construyendo en Santa Eulalia. Las necesidades de su familia, no sólo de su mujer y su hija, sino también de su madre y sus hermanos, lo retuvieron en Guatemala. Ellos han sufrido en su ausencia, especialmente Juana, y él los ha extrañado mucho. Al año de su regreso, Juana dio a luz su segundo hijo, una niña, y esta vez Alfredo estaría ahí para verla aprender a caminar y a hablar.
El regreso de Alfredo al hogar suavizó las dificultades emocionales de la familia, pero representó dificultades económicas reales. Con la pérdida del salario de los Estados Unidos, él tuvo que trabajar en diferentes empleos para cubrir los gastos. Finalmente comenzó un pequeño negocio en Santa Eulalia que ofrecía servicios de computadores y contabilidad, entre otros. Los dos hermanos menores lo ayudaban con el funcionamiento del negocio. Obtener dinero suficiente para subsistir era una lucha constante, un año después de que Alfredo regresó a Guatemala, el hermano que le sigue, quien había terminado recientemente el colegio en la Ciudad de Guatemala, comenzó a hacer planes de emigrar a los Estados Unidos. Siguiendo los pasos de Alfredo, él quería construir una casa para su esposa, la cual estaba embarazada con su primer hijo, y contribuir a mantener a su madre y a sus hermanos. La familia continuaría dependiendo en la emigración transnacional como una estrategia económica importante.
Entretanto, Antonio y María continuaban en Georgia. Después de trabajar años en trabajos de bajos salarios en fábricas y sitios de construcción, lograron ahorrar suficiente dinero para abrir una pequeña tienda donde vendían productos de Guatemala y ropa y zapatos económicos, principalmente a inmigrantes de Centroamérica y México. Ellos se mantenían activos en la Pastoral Maya y Antonio fue muchos años líder nacional de la organización, la cual lo llevó a diferentes partes del país para conocer secciones locales.
Aunque María y Antonio han hablado acerca de regresar a Guatemala y han estado en contacto permanente con los padres y hermanos de María allá, la fuerza de sus hijos los ha mantenido en los Estados Unidos. Su hija mayor se graduó de la escuela secundaria local, una fuente de gran orgullo para sus padres, y los tres hijos menores han continuado sus estudios en la escuela secundaria y primaria. Todos los hijos, incluso los dos nacidos en Guatemala, han sido criados en los Estados Unidos y conocen Santa Eulalia sólo a través de las historias de sus padres. La estable y relativamente próspera vida que Antonio y María han construido en Georgia se acabó con la crisis económica del 2007 que devastó muchas familias y negocios en los Estados Unidos. Los negocios en su tienda decayeron rápidamente como los inmigrantes latinos en el área, sus consumidores principales perdieron sus trabajos y sus ingresos. Pronto la pareja no fue capaz de pagar la renta y tuvo que cerrar la tienda. Luego, después de luchar para mantenerse al día con los pagos de la hipoteca, perdieron la casa en la que habían vivido desde el año 2000. Con los limitados proyectos económicos que enfrentaban en Georgia, Antonio y María decidieron regresar a la Baja California donde podían vivir con el hermano de María mientras se restablecían. Después de tres décadas de emigración maya a los Estados Unidos, hay comunidades mayas en ciudades y pueblos a lo largo del país, desde California en la costa oeste hasta Georgia en el este. Una red familiar y los lazos organizacionales conectan los asentamientos mayas entre sí en los Estados Unidos y se extienden a través de las fronteras nacionales para conectar familias mayas, ciudades de origen e instituciones en Guatemala. Como las historias de María y Antonio, y Juana y Alfredo evidencian esta red de conexiones ha sido una fuente crucial de soporte para los mayas para sobrevivir periodos de guerra y violencia étnica, vulnerabilidad económica y marginalización social. Ellos no han superado estas amenazas ni en Guatemala ni en los Estados Unidos, pero han logrado reducir su impacto y ofrecer más oportunidades y seguridad para sus hijos y sus familias. return to top Créditos de Video: Escritor/ Productor- Mary Odem Director/Fotógrafo/Editor - William A. Brown Edición especial - Brian Cox Le agradecemos especialmente a Teodoro Maus, Gayla Jamison, George King, al padre Joseph Fahy, Juanatano Cano, Jamie Escamilla, David Moscowitz, Alan Lebaron, David Donato Vivres, Mael Vizcarra, Norberto Sanchez del grupo Norsan, y Dutch Knotts. Este video no habría podido ser posible sin el apoyo de la gente y de los líderes de Santa Eulalia, Guatemala, al igual que el de la comunidad inmigrante maya en el norte de Georgia. Este programa es dedicado a Antonio, María, Alfredo, Juana y todos los mayas que participaron en su realización. Las becas de viaje e investigación fueron otorgadas por Emory University. Las tomas de la Guerra Civil son cortesía de los Archivos Nacionales. Las tomas mayas tienen derechos de autor de William A. Brown. Fue editado por ATLANTA VIDEO. Nosotros llevamos a cabo la investigación, el lugar de rodaje, las entrevistas para este proyecto desde 1999 hasta 2004 en la parte noreste de Georgia y en Huehuetenango, Guatemala, en el pueblo de Santa Eulalia. La investigación incluye entrevistas, observación participativa e investigación archivística en Georgia y en Guatemala. return to top Fuentes Recomendadas: Essay in English Materiales impresos: Brintnall, Douglas E. 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